No hay duda de que la normalización entre Turquía y Siria, si se logra, tendrá efectos positivos en la realidad turca en todos los niveles. Quizás baste recordar que la política de “cero problemas” entre ambos países antes de 2011 favorecía más a Turquía que a Siria, lo que permite esperar importantes ganancias turcas en caso de la prometida normalización.
Durante los primeros ocho años de gobierno del Partido Justicia y Desarrollo, los enfoques turcos hacia Damasco fueron ambiciosos y positivos. Más tarde, tras el estallido del conflicto en Siria en 2011, Turquía buscó cambiar el régimen existente en Siria e instalar un régimen de grupos extremistas afines ideológicamente a Erdogan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Por tanto, la actual normalización, si llega a su conclusión, supondrá el reconocimiento por parte de Turquía de su fracaso en lo que respecta a conseguir sus objetivos en Siria, y un cambio de política dirigido a acabar con las repercusiones de su enfrentamiento con su vecino árabe en el interior turco. Y en segundo lugar, llevará al establecimiento de relaciones “normales” dejando al margen las ambiciones históricas y la tendencia a interferirse en los asuntos internos de Siria.
Este artículo se basa en dos hipótesis paralelas. La primera es la culminación de la normalización entre Ankara y Damasco en el contexto de una Turquía liderada por Recep Tayyip Erdogan y permaneciendo este en el poder por al menos otros cinco años. La segunda es el logro de esta normalización en el caso de la derrota de Erdogan en las elecciones presidenciales y la llegada de la oposición al poder. En ambos casos, se puede hablar de los siguientes efectos:
1- Repercusiones políticas: La iniciativa de Erdogan de abrir la puerta a la normalización con Siria fue una auténtica sorpresa, por mucho que se dijera lo contrario. Lo ocurrido entre ambos países desde 2011 dejó cicatrices que no podrán borrarse durante décadas, de las que Turquía es la responsable por su intervención en la crisis siria y su apoyo a la oposición.
Las oleadas de refugiados sirios en Turquía han tenido repercusiones muy negativas en la realidad interna turca, y el deterioro económico del país y la permanencia de los desplazados estuvieron al frente de los factores que llevaron al declive de la popularidad de Erdogan, y, por tanto, fue una de las principales razones que le impulsaron a acercarse a Siria, con la esperanza de aumentar sus posibilidades de ganar las elecciones presidenciales. En consecuencia, el supuesto primer resultado de la normalización, en caso de que Erdogan dé pasos avanzados en este sentido antes de las elecciones presidenciales turcas, es dar un impulso importante al líder del AKP para que conserve su cargo. En cuanto al segundo resultado buscado, que se relaciona con la concreción del primero, es, según advierte la oposición, reforzar y consolidar el gobierno individual según el sistema presidencialista que entró en vigor en 2018. Esto también busca completar los intentos de debilitar la tendencia secular y fortalecer la tendencia islámica, además de continuar con las políticas de represión del movimiento secesionista kurdo. Asimismo, la victoria de Erdogan conducirá a la fragmentación de las filas de la oposición multifacética y el fracaso de sus arduos esfuerzos encaminados a deshacerse del gobierno del AKP.
En caso de que gane la oposición, también se completará el camino de la normalización, porque fueron principalmente sus líderes quienes la pidieron, y ellos fueron la razón que llevó a Erdogan a darse cuenta del peligro de la continuación del estatus quo sobre su popularidad. De hecho, muchos dirigentes de la oposición, especialmente Kemal Kılıçdaroğlu, líder del Partido Popular Republicano (CHP), la principal fuerza de la oposición, reclaman desde hace años un acercamiento al presidente sirio, Bashar Al-Assad. Cabe suponer, pues, que la llegada al poder de la oposición aceleraría el camino hacia un arreglo con Siria.
2- Efectos militares y de seguridad: Turquía repite a menudo que su seguridad nacional está expuesta a varias amenazas, la más destacada de las cuales está representada por la presencia de las “Fuerzas Democráticas Sirias” (FDS) y su afiliada, las “Unidades de Protección del Pueblo Kurdo” (YPG), y detrás ellos el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). La normalización con Damasco permitirá soluciones para hacer frente a esta amenaza, lo que se considera un cambio muy importante para Ankara, que se supone que irá acompañado de la retirada de su ejército de Siria, deshaciéndose del problema de los terroristas en Idleb, y ahorrando las enormes sumas de dinero que Turquía gasta en su ejército y las facciones leales a él en sus áreas bajo su control en el norte de Siria. Cabe recordar que Siria ha señalado que la retirada de Turquía de su territorio es una condición sine que non para la normalización de las relaciones entre los dos países. Asimismo, la reanudación de las relaciones brindará la oportunidad de reorganizar la seguridad fronteriza en base al Acuerdo de Adana, que Turquía dejó de cumplir al provocar el conflicto con Siria.
La normalización con Damasco, si sucede, abrirá más la puerta de Ankara al mundo árabe.
3- Efectos económicos: No hay duda de que una de las razones más importantes del crecimiento económico turco después de que el Partido de la Justicia y el Desarrollo llegara al poder fue la política de “cero problemas” que impulsó el comercio entre Turquía y todos los países vecinos. Naturalmente, la larga frontera sur de Turquía (911 km) fue la que más se benefició de la apertura que revivió las economías de las provincias del sur, mientras que Siria representó la puerta de entrada de tránsito más amplia y menos costosa de Turquía hacia el Oriente árabe y los estados del Golfo Pérsico. La normalización relanzaría este movimiento comercial, impulsaría las exportaciones turcas a Siria, Jordania y los estados del Golfo y, lo que es más importante, permitiría que la inversión turca regrese a Siria, donde las empresas turcas podrán obtener enormes ganancias como resultado de su compromiso con la reconstrucción y la participación en otros sectores. El restablecimiento de las relaciones también podría abrir una puerta para la cooperación entre los dos países en el campo de la exploración y extracción de gas natural y petróleo en el Mediterráneo oriental.
4- Refugiados: Quizás una de las repercusiones más importantes de las que se beneficiará Turquía es librarse de la preocupación por la presencia de refugiados sirios en sus tierras, que se estiman en cuatro millones y que representan la mayor carta de la oposición frente a Erdogan, dado el rechazo de la población turca a su presencia. Aunque no todos regresarán a Siria, el regreso de la mayoría aliviará a Turquía de la carga de su mantenimiento, que Ankara estima hasta el momento en 40.000 millones de dólares. Pero Turquía, a cambio, perderá la carta de los refugiados para chantajear a los europeos y obtener de ellos unos pocos miles de millones de euros anuales para ayudar a sufragar los costos de su superviviencia. En cuanto al ciudadano turco, que ve que los refugiados están invadiendo el mercado laboral al aceptar salarios bajos, el inicio de su partida significará para él el comienzo de la “recuperación” de su mercado por parte del trabajador turco. Asimismo, su salida, o la salida de la mayoría de ellos, hará que el mercado inmobiliario y de alquiler vuelva a la normalidad después de que el ciudadano turco se haya visto lastrado por los altos precios.
La disminución de su número también reducirá los muchos problemas sociales causados por la presencia de los sirios en Turquía, que resultó en la presencia de muchos grupos de refugiados en lo que parecen guettos en las ciudades. Sin embargo, cabe suponer que la llegada de la oposición al poder haría girar este tema a su favor, y también abriría la puerta a la posibilidad de retirar la ciudadanía turca a los sirios que se naturalizaron durante la era de Erdogan, y que, según al Ministro del Interior turco, ascendieron a unos 230.000, con la posibilidad de que el número real sea mayor. En el plano externo, resolver el problema de los refugiados sirios en Turquía creará nuevas dinámicas que acelerarán su regreso desde otros países, especialmente desde el Líbano, a Siria.
5- Política exterior: Si bien el principal motivo de Erdogan para buscar la normalización con Siria es su necesidad interna de resolver estos dilemas de cara a las elecciones presidenciales, esta normalización tendrá, de lograrse, repercusiones regionales e internacionales muy importantes, ya que se supone que iniciará el camino a un proceso similar entre Siria y Qatar, mientras que la puerta se abrirá para que Damasco regrese a su asiento en la Liga de los Estados Árabes, según lo vaticinaron muchos indicadores, el más reciente de los cuales fue la visita del ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Abdullah bin Zayed, a la capital siria la semana pasada. También existe la posibilidad de inyectar dinero de los estados árabes en Siria para que estos no se queden fuera del nuevo escenario sirio y lo dejen completamente en manos de Rusia, Irán y Turquía. Por parte turca, la normalización supondrá un mayor acercamiento entre Turquía, por un lado, e Iraq, Irán y Rusia, por otro, mientras que constituirá un factor de presión sobre EEUU en Siria para que abandone allí el apoyo a las fuerzas kurdas.
Pero si EEUU rechaza el restablecimiento de relaciones entre Ankara y Damasco, y hasta ahora lo ha hecho, entonces no está decidido cuál será el comportamiento de Washington en el futuro ni como podría tal postura afectar a las ya deterioradas relaciones entre Ankara y Washington. Sin embargo, lo cierto es que si Turquía y EEUU no alcanzan soluciones aceptables para ambos, esto conducirá a una profundización de la brecha entre los dos países y llevará previsiblemente a un incremento de la presión de Washington para deshacerse de Erdogan en la batalla por la presidencia e incluso tal vez a la expansión de la Ley César para incluir empresas, personas e instituciones turcas y a un intento de crear una sedición dentro del ejército turco. Sin embargo, lo que cabe señalar aquí es que este problema seguirá presente incluso en el caso de que la oposición llegue al poder, ya que no se espera que haya un retroceso en los pasos que se han dado entre Ankara y Damasco. Esto se debe a que la posición sobre las fuerzas kurdas, ya sea en Siria o el norte de Iraq, o sobre el PKK, e incluso sobre la cuestión kurda dentro de Turquía, no existen diferencias entre Erdogan y la oposición. Tampoco en su posición a favor de la República Turca del Norte de Chipre y de hostilidad hacia Grecia.
En todos los casos, la normalización con Damasco, si se da, abrirá más la puerta de Ankara al mundo árabe, y también reforzará la mano de Turquía en sus disputas exteriores con muchos países.
Source: Shaam Times