La coincidencia de la historia, si es que la coincidencia existe, quiso que el 6 de junio de 1982, cuando los tanques israelíes iniciaban la invasión del Líbano, estuvieran en Teherán los dos hombres que iban a jugar un papel pionero en la creación de la Resistencia Islámica: Sheij Raguib Harb y Sayyed Abbas Musawi. Los dos clérigos asistían a una conferencia sobre la unidad islámica como parte de una delegación invitada oficialmente.
Sayyed Nasralá les dedica un discurso todos los años, en cada conmemoración de su martirio. Se produjo el mismo día, el 16 de febrero con 8 años de diferencia. Otra coincidencia en la historia.
Un repaso a su biografía ciertamente permite otras coincidencias igualmente sorprendentes, como si su destino estuviera sellado. Tanto por las similitudes que dictan la misión a la que dedicaron su vida como por las diferencias que aseguran la complementariedad de su papel en la geografía específica de su acción.
Nacieron el mismo año, en 1952, casi el mismo día, 25 y 26 de octubre, con pocas horas de diferencia.
Durante la década de 1970, ambos realizaron sus estudios religiosos en la Hausa (seminario religioso) de Nayaf, en Iraq.
Ambos huirán de este país, en momentos en que el régimen de Saddam Hussein perseguía a los discípulos del gran sabio, filósofo y referente iraquí Mohamad Baqer as-Sadr.
Irónicamente, ambos proceden de dos localidades que tienen en común su atribución al profeta Set (Shiz), el tercer hijo de Adán y Eva.
Ambas afirman contener su tumba y están ubicadas en dos extremos del Líbano: Yibshit, pueblo nativo de Sheij Raguib, en el sur del Líbano, a 73 km de Beirut, y Nabishit, lugar de nacimiento de Sayyed Abbas, ubicado en el noreste, a 79 km de la capital.
Los años que precedieron a la invasión israelí, cada uno de ellos trabajó en estos dos extremos geográficos en la prédica religiosa mezclada con la conciencia política y del yihad, centrado en la lucha contra la entidad sionista. Esta última, desde su creación había atacado repetidamente el sur del Líbano y llevó a cabo una primera invasión en 1978.
El día de la invasión israelí, después de una reunión con funcionarios iraníes, Sayyed Abbas interrumpió su visita para regresar al Líbano lo antes posible. Es él quien montará el campamento de Yanta para alojar a los asesores iraníes de los Guardias de la Revolución que comenzarían a llegar dos meses después.
Sheij Raguib, por su parte, se quedó dos meses más para discutir los pasos a seguir. Conoció al Imam Jomeini, quien le ofreció su abayat. A su regreso, guiaría el estallido de la lucha contra “Israel”, especialmente a nivel popular.
Tras este encuentro en Teherán, el Sur se convertirá en el baluarte de la Resistencia y su primera línea de frente, y la Bekaa será su base de retaguardia, su reservorio.
Source: Al Manar