Es una historia impactante la que los palestinos han protagonizado en los últimos días: con un héroe, real y no ficticio.
La historia también comenzó con imágenes, en la noche del sábado 9 de octubre: un joven palestino se bajó de su automóvil en el puesto de control del campo de Shuafat, al norte de Al-Quds, se acercó a los soldados de ocupación israelíes, levantó su revólver y abrió fuego contra ellos, matando a una mujer soldado e hiriendo a otros (Tres o cuatro dependiendo de las diferentes versiones).
Durante los 11 días que estuvo buscado, a pesar de lo feroz que fue la persecución israelí, el movimiento de solidaridad palestina que provocó fue conmovedor.
Cabezas calvas: la estrategia engañosa
En un primer momento, tras enterarse de que Udai al-Tamimi fue identificado por los israelíes en el visionado de los vídeos de vigilancia del puesto de control y que tenía la cabeza rapada, los jóvenes de su campamento natal de Shuafat se raparon por docenas la cabeza para engañar a los rastreadores israelíes.
Cuando los soldados israelíes atacaron el campamento de 140.000 habitantes, habiéndolo sitiado, les hicieron creer que estaba entre ellos, jugando al gato y al ratón con ellos y enfrentándose a ellos. Asimismo, en la localidad vecina Annata y las demás localidades al norte de la ciudad santa de Al-Quds varios de sus familiares fueron arrestados.
Para engañar aún más a los israelíes, repetidamente enviaron mensajes de texto con su nombre Udai en los mensajes de WhatsApp para fusionar algoritmos de área que podrían usarse para localizarlo.
Los medios israelíes solo informarán de este hecho: “El hecho de que Udai no usara dispositivos electrónicos durante su cacería lo ayudó a mantenerse fuera del camino”.
Del campamento en el norte al asentamiento en el sur
Finalmente, cuando apareció en la puerta del asentamiento de Maaleh Adumim, uno de los más grandes de Cisjordania, los soldados israelíes no sabían que era él. Estaba a kilómetros del área de búsqueda. El campamento palestino está al norte de Al-Quds y el asentamiento israelí al sureste.
Y fue él quien sorprendió a los soldados israelíes que custodiaban el asentamiento. A diferencia de las imágenes de la Operación Shuafat, no son evidentes en las imágenes de vídeo. Udai sabía que estaba peleando su última pelea.
“Durante 10 días, todo el sistema de seguridad israelí se movilizó para arrestar a un palestino que había escapado de la escena de un tiroteo, y que finalmente llegó y llevó a cabo otra operación lejos de donde estaban”, dijo con amargura Halel Rozine, columnista del Canal 14 de la televisión israelí.
Hasta la última bala
En medio de la calle, solo, en la oscuridad, lo vemos de pie disparándoles a quemarropa, a priori con el mismo revólver que había usado antes.
Alcanzado en la pierna al principio, continuó disparando, acostado sobre su lado derecho mientras los soldados israelíes le disparaban desde todos los lados. Lo vemos buscando en su bolsillo trasero. Según las imágenes de vídeo publicadas en las redes sociales, recibió al menos 5 balas antes de que pudiera disparar. Cuando un soldado israelí se le acercó, todavía estaba vivo y agitaba la mano. Se le disparó la bala fatal.
Los medios israelíes informaron que hirió a un soldado israelí en la mano, transmitiendo la versión oficial, y que siguió disparando hasta la última bala.
Es solo después de su muerte que los israelíes supieron que él era el autor de la operación de Shuafat. “Tenía en su poder una granada y un cuchillo”, argumentaron. No entendemos cómo la bomba no explotó con todos los disparos que acribillaron su cuerpo.
Movimiento de solidaridad e ira
El martirio de Uday y su cacería provocaron un movimiento de solidaridad e ira en las regiones ocupadas de Cisjordania y la ciudad santa de Al-Quds. Las manifestaciones se dirigieron hacia su lugar de nacimiento en el campo de Shuafat.
El grupo “La Guarida de los Leones”, que apareció en Nablus a principios de septiembre, dándose a conocer a través de un desfile militar de sus elementos que pertenecen a diferentes facciones de la resistencia palestina, prometió “una noche y un día de ira”.
Más tarde, anunciará que realizó tres operaciones de disparos en la madrugada contra los soldados de ocupación. En el puente de Yerisim al sur de Nablus, en el norte de Cisjordania; cerca de la barricada 17, al norte de Nablus; y cerca del pueblo de Deir Charaf en el oeste.
En la ciudad de Yenín, los combatientes de la resistencia y los manifestantes se unieron en una marcha airada.
Este jueves se observó una huelga general en las ciudades y pueblos de la Cisjordania ocupada.
Entre ellos el Colegio de Abogados, juzgados civiles y militares, juzgados de conciliación, fiscales… Bautizaron la próxima sesión de exámenes de prácticas con su nombre: “Mártir Udai al-Tamimi”
“Llevad las armas después de mí”
Previamente, los palestinos habían leído su testamento publicado en las redes sociales. Allí escribió sus últimas palabras, su mensaje para ellos:
“Yo, el buscado, Udai al-Tamimi, del campo de mártires de Shuafat, se que mi operación en el puesto de control es solo una gota en el tumultuoso mar de la lucha. Sé que voy a caer como un mártir, tarde o temprano. Sé que no liberaré a Palestina con esta operación. Pero la realicé con un objetivo específico frente a mí: que esta operación pudiera incitar a cientos de jóvenes a llevar las armas después de mí”.
En las redes sociales se le han dedicado decenas de carteles y fotos, en homenaje a su heroísmo. En las fotos parece como un deportista que se cuida. Elegante.
En uno de estos carteles, publicado en su página, son rotundas sus palabras: “Nunca hemos temido las consecuencias y nunca las temeremos. Que tengan cuidado los que creen que estamos acabados”.
Source: Al Manar