El presidente sirio Bashar al Assad ha afirmado que la patria es un hogar y su protección es un deber sin considerar el tipo y la magnitud del desafío y los potenciales.
En un discurso que pronunció el 16 de febrero sobre las repercusiones del terremoto que asoló Siria, el presidente al-Assad subrayó el sentimiento “profundo y comprensivo” de todos los sirios hacia la patria, Siria, así como su gran reacción para protegerla y ayudar a sus hermanos afectados en Alepo, Latakia y Hama, afirmando que “el aspecto nacional y humanitario no era extraño para nadie entre nosotros y lo tocamos repetidamente durante la guerra en Siria”.
Agregó que si la guerra ha drenado y agotado muchos recursos nacionales y debilitado las capacidades para enfrentar más crisis, pues es esa misma guerra fue la que le dio a la sociedad siria la experiencia y la capacidad para moverse rápida y efectivamente en las primeras horas del terremoto.
Según él, la magnitud de este desastre y las tareas que asumimos todos son mucho mayores que las capacidades disponibles, pero lo que nuestra sociedad pudo hacer con sus individuos e instituciones también fue mucho mayor que las capacidades disponibles.
Y indicó que las debilidades existentes fueron compensadas con la alta y rápida respuesta de las instituciones gubernamentales, las entidades de la sociedad civil y las personas que se ofrecieron como voluntarios para la labor de rescate o donaron asistencia financiera, sean dentro o fuera de Siria, que intentaron por todos los medios romper el bloqueo para entregar cualquier ayuda posible para ayudar a sus hermanos afectados.
“Cuando las sociedades atestiguan terremotos de todo tipo, ya sean geológicos, políticos, militares, culturales, sociales u otros sismos violentos, perderían algo de su estabilidad, ya que sus controles institucionales y sociales se ven sacudidos, incluidas las leyes y regulaciones, conceptos, normas y ética… Esto, a su vez, conduce a la aparición de fenómenos negativos que de antemano existían, pero están latentes debido a estos controles”, destacó Al-Assad.
De acuerdo con el Gobernante, el entusiasmo y ímpetu para abordar tales manifestaciones que surgen en las crisis es necesario, siempre que se base en la sabiduría, la conciencia y los hechos, no en exageraciones o ilusiones, por lo que hay que buscar la verdad en lugar de difundir rumores.
“No olvidaremos a aquellos que se movilizaron con gran entusiasmo y celos para defender la verdadera imagen de la sociedad siria en los diversos medios de comunicación, quienes no permitieron que la imagen distorsionada, que algunos intentaron difundir, dañara nuestra reputación como sociedad, cuya moral, solidaridad y alteridad tienen un valor colectivo más alto que el individual”, resaltó.
En este sentido acentuó que amar a una patria, servirla y defenderla por cualquier persona es un deber que no merece agradecimiento.
El Presidente destacó que Siria, en medio de su dolor y tristeza por las víctimas y su orgullo por sus compatriotas, no olvida agradecer a todos los países que estuvieron a su lado desde las primeras horas del desastre, sean hermanos o amigos.
También, señaló que lo más importante que se aprendió de esta dura experiencia, es que unidos podemos superar las difíciles circunstancias y con nuestras capacidades propias.
“Fe en Dios, en la patria y en la voluntad, que capaz de hacer milagros. Siria seguirá siendo digna con su gente, fuerte con su historia, rica con su dignidad, y capaz con su voluntad”, concluyó.
Source: SANA