En las últimas semanas, se ha revelado claramente el alcance de la participación de EEUU y Gran Bretaña en Yemen. Y así como Washington y Londres intervinieron directamente en la guerra, lo mismo ocurre en el transcurso de las negociaciones de paz, donde las dos capitales obstruyen todos los esfuerzos que puedan conducir a la paz, y ponen entre sus primeras consideraciones el interés israelí, lo que quedó reflejado en el comportamiento saudí en forma de dilación en la implementación de sus obligaciones en el tema humanitario.
En este contexto, fuentes informadas en Sanaa le dijeron a Al-Akhbar que “el liderazgo político en Yemen sabe desde el principio que el líder de la agresión, es decir, Riad, es incapaz de cumplir con los términos del alto el fuego y el fin total de las repercusiones de la guerra debido al conjunto de intereses regionales e internacionales divergentes”. Las fuentes señalan que “el liderazgo de Sanaa no se arrepiente de la flexibilidad política que mostró en las negociaciones”, pero advierte a “Riad y a quienes están detrás de él que no crean que el tiempo juega en su interés”, ya que “las capacidades del ejército yemení están aumentando en cantidad y calidad”.
No hay duda de que la guerra ruso-ucraniana ha creado nuevas dinámicas políticas en el mundo, en medio de las cuales muchos países árabes han tratado de beneficiarse de los cambios internacionales y regionales y explotarlos en más de una dirección. El primero de ellos es Arabia Saudí, que ha mostrado su intención de salir del atolladero yemení un año después del armisticio. Quizás la visita del embajador saudí en Yemen, Muhammad Al Yabir, a Sanaa al final del último Ramadán, y las expectativas que la acompañaron de una solución política inminente, mostró que el tren de la paz entre Sanaa y Riad había comenzado, especialmente a la luz del ambiente positivo creado por el acuerdo irano-saudí. Lo cierto es que, sin el final de la guerra en Yemen, habrá complicaciones para los intereses de cada una de sus partes. Mientras que los intereses estadounidenses e israelíes se centran en la influencia en el Mar Rojo y el Mar Arábigo, y los Emiratos Árabes Unidos coinciden con esos intereses en el control de los puertos e islas más importantes, Arabia Saudí parece estar en la posición opuesta a esas partes desde el punto de vista de la competencia por la influencia.
Yemen está cerca de tres estrechos globales llamados el “Triángulo Dorado”, a saber: Bab al-Mandeb, el Estrecho de Ormuz y el Estrecho de Malaca. Y si Ormuz es de gran importancia por su papel en el flujo de petróleo a los países del mundo, Bab al-Mandeb, que siempre ha sido una de las causas más destacadas de los conflictos que ha vivido Yemen a lo largo de la historia, también hoy representa uno de los factores más importantes del conflicto, lo que se ve especialmente por el tamaño de las fuerzas internacionales que se desplegaron la región con el pretexto de proteger la línea naviera internacional en este corredor, la región del Mar Rojo y el Golfo de Adén.
Yemen está clasificado como un país marítimo. Tiene una costa de 2.200 km que lo rodea por el oeste y el sur, y a lo largo de ella se encuentran importantes puertos, decenas de ciudades costeras e islas vitales en los mares Arábigo y Rojo. Es una ubicación privilegiada que ha aumentado la importancia de la presencia renovada de China después de una larga ausencia en la región, ya que Pekín busca encontrar un punto de apoyo allí para proteger sus intereses y asegurar su comercio protegiendo las vías marítimas.
Bab al-Mandeb también se considera una arteria vital para el comercio israelí con Oriente, que tiene lugar a través del puerto de Eilat, que es el único pulmón israelí en el Mar Rojo. Egipto había cerrado el estrecho durante la agresión de 1967, lo que provocó la ruptura de esa arteria. Desde entonces, “Israel” ha estado trabajando para intensificar su presencia en el Cuerno de África, buscando crear un entorno adecuado y seguro para la navegación desde el Canal de Suez hasta el Océano Índico a través del Estrecho de Yemen. Hay estimaciones israelíes emitidas por los niveles políticos y de seguridad de que el movimiento Ansarulá en Yemen posee equipo militar (misiles y drones) capaz de alcanzar objetivos en la entidad, y que Sanaa tomará parte en cualquier guerra total en la región.
Source: Al Akhbar