Uno de los factores más importantes que explican por qué EEUU no va a atacar a Corea del Norte es su fracaso en hacer que China y Rusia apoyen cualquier tipo de medida punitiva contra Pyongyang. Donald Trump pareció convencido de que Pekín daría su aprobación a una acción de este tipo tras su entrevista con Xi Jinping en Florida. Sin embargo, no pasaron muchas horas sin que China hiciera pública su postura oficial de rechazo contra cualquier tipo de acción militar en Corea del Norte.
Rusia, por su parte, advirtió el lunes a EEUU en contra de cualquier “acción unilateral” contra Corea del Norte diciendo que una respuesta a las actividades nucleares del país asiático no debía violar “la ley internacional”. Estos comentarios fueron hechos poco después de las declaraciones del vicepresidente de EEUU, Mike Pence, que advirtió que la era de la “paciencia estratégica” de Washington para con Pyongyang había terminado.
En realidad, el gobierno estadounidense nunca ha tenido una “paciencia estratégica” con Corea del Norte. Esta última siempre ha buscado la firma de un tratado de paz con EEUU (con quien sigue técnicamente en guerra desde 1953) y en 1994 firmó un acuerdo con la Administración de Bill Clinton por el cual aceptaba el cierre de los reactores de Yongbyon y el abandono de la construcción de dos centrales nucleares. También aceptó un acuerdo con el Organismo Internacional de la Energía Atómica para que éste llevara a cabo inspecciones.
EEUU, por su parte, se comprometió a normalizar las relaciones diplomáticas y económicas con Pyongyang, a levantar las sanciones contra ese país y a proporcionar dos reactores de agua ligera que no pueden ser usados para fabricar armas nucleares. Este acuerdo chocó, sin embargo, con los belicistas en el Congreso de EEUU, que ese año pasó a estar controlado por el Partido Republicano. No hubo así ni relaciones diplomáticas, ni levantamiento de sanciones ni los reactores de agua ligera llegaron a entrar en funcionamiento. En 1999, la paciencia de Pyongyang se agotó y reanudó su actividad nuclear.
Hoy, China y Rusia abogan por un acuerdo similar para solucionar la crisis política en la Península de Corea. Sin embargo, es dudoso que los dirigentes norcoreanos, que conocen el valor de sus armas nucleares para frustrar una posible agresión estadounidense, vayan a aceptar ahora otro acuerdo de este tipo, máxime cuando EEUU no está ahora dispuesto tampoco a ofrecer nada similar y lanza continuas amenazas de acciones militares.
En realidad, la actitud beligerante de EEUU no sólo va dirigida contra Corea del Norte, sino también contra China y Rusia, que han mostrado su rechazo al despliegue del sistema antimisiles THAAD en territorio surcoreano, un hecho que amenaza con envenenar las relaciones entre Seúl y Pekín. Este sistema amenaza directamente a la fuerza balística nuclear de disuasión de China y Rusia, que han advertido que adoptarán medidas de respuesta, conjuntas y coordinadas, a tal despliegue.
China no desea en ningún caso un conflicto en la Península de Corea, que tendría consecuencias funestas para su economía y su situación geoestratégica. Entre ellas podría citarse una probable contaminación nuclear, una ola de refugiados o incluso la presencia de tropas norteamericanas hostiles cerca de su frontera, en el caso de que EEUU llevara a cabo con éxito una invasión de Corea del Norte. Fue este hecho el que llevó precisamente a China a intervenir en 1950 a favor de Corea del Norte durante la Guerra de Corea, expulsando al Ejército estadounidense más allá del Paralelo 38 tras una retirada en condiciones penosas de extremo frío y paisajes helados que constituyó el peor desastre militar de EEUU en el s. XX.
La Administración Trump busca estrechar los lazos con Corea del Sur y Japón, un hecho que se enmarca en la amplia estrategia del Pentágono de rodear y aislar a los dos países y que ha llevado a EEUU a buscar también, con mejores o peores resultados, estrechar sus relaciones con India, Vietnam, Filipinas, Australia, Indonesia y otros países.
En un gesto significativo, Rusia y China han enviado buques de inteligencia naval a la península de Corea, escribe el periódico japonés The Yomiuri Shimbun, citando a varias fuentes del Gobierno del país. Las naves van a controlar la actividad del portaaviones nuclear estadounidense USS Carl Vinson, y su grupo de ataque que se dirige a la costa norcoreana.
Al final, este estrechamiento de vínculos con Seúl y Tokio será probablemente lo único que Washington podrá obtener en la actual crisis en Corea. Un ataque contra un país dotado de armas nucleares está descartado porque EEUU no va a arriesgarse a sufrir una respuesta de este tipo en su territorio y el de sus aliados con las consecuencias de todo tipo que esto conllevarían para dichos países y el mundo entero. Sin embargo, la política irresponsable que la Administración Trump ha estado poniendo en práctica en estas primeras semanas de su mandato, y que va dirigidas a resucitar el ya extinto unilateralismo norteamericano, va a generar probablemente nuevas tensiones en Asia y en el mundo entero.
Source: Sitios Web