A más de una semana del ataque con dos bombas Molotov a la embajada cubana en EEUU, no hay detenidos ni se sabe si progresó la investigación, denunció hoy el periodista argentino Gustavo Veiga.
En un artículo publicado en el diario Página 12, el docente y escritor recordó que “pasaron casi tres años y medio de un antecedente semejante o peor –32 balazos contra el frente de la sede diplomática– y el hombre que confesó el delito sigue sin condena”.
La jueza que lo procesó se jubiló y el Gobierno norteamericano, antes con Donald Trump (2017-2021) y ahora con Joe Biden, no da garantías de seguridad en una zona sensible de su capital, añadió.
Asimismo, indicó que esos actos criminales tienen una historia que es tributaria de la prédica anticubana: la construcción de un enemigo que lleva décadas de desarrollo y cuya usina propaladora es la diáspora ultraderechista de Miami.
Veiga precisó que esas agresiones fueron cometidas en el centro del poder político, a una escasa distancia de la Casa Blanca y en una zona con alta densidad de sedes diplomáticas, sobre una avenida transitada, la 16.
Además, afirmó que, cuando ocurrió el atentado más reciente, no había custodia policial en el ingreso principal a la instalación.
El 24 de septiembre, el anónimo incendiario prendió las mechas casi sobre la entrada, se tomó 55 segundos para arrojar las bombas mientras pasaba un ómnibus y escapó a pie. Segundos antes una mujer caminó en su dirección, pero eso no lo intimidó, detalló en base a lo observado en vídeos de cámaras de seguridad difundidos por Cuba.
Las autoridades de la mayor isla del Caribe condenaron lo sucedido y aseguraron que el ataque demostró impotencia, inmoralidad y odio de anticubanos y fascistas que acometen esos actos, los impulsan y justifican, expresó el articulista.
Cuando el 30 de abril de 2020 el cubanoamericano Alexander Alazo disparó con su fusil AK-47 contra la embajada, se descubrió que frecuentaba la iglesia Jesus Worship Center ubicada en Doral, en el condado de Miami Dade, con una población es de altos ingresos, integrada en su mayoría por hispanos y, en especial, venezolanos antichavistas, indicó Veiga.
También recordó las palabras del ministro de Relaciones Exteriores de la isla, Bruno Rodríguez, quien señaló que el atentado “fue un resultado directo de la política y del discurso agresivo del Gobierno de EEUU contra Cuba, del odio y la permanente instigación a la violencia de políticos norteamericanos y grupos extremistas que hicieron de este tipo de ataques su medio de vida”.
Source: Prensa Latina