El primer ministro israelí, Benyamín Netanyahu, siempre ha declarado con arrogancia que logrará todos los objetivos que ha anunciado hasta ahora desde que anunció el inicio de la agresión a Gaza y Líbano. Entre estos objetivos está el de devolver a los colonos sionistas al norte de la Palestina ocupada y otra serie de objetivos pero ninguno de ellos ha sido logrado hasta ahora, ya sea el relacionado con poner fin a la resistencia, expulsar a Hezbolá de las fronteras y otras condiciones ilusorias.
Pero la mañana del sábado, 19 de octubre de 2024, trajo consigo un desarrollo estratégico e histórico, representado por el envío de un dron que superó todas las defensas aéreas sionistas y estadounidenses presentes en la entidad enemiga, además de drones y helicópteros, y que alcanzó y atacó la residencia personal de Netanyahu en Cesarea, al sur de la Haifa ocupada, coincidiendo con el sonido de las sirenas de ataque aéreo en el norte de Tel Aviv, en lo profundo de la entidad, y Acre, Nahariya, Cesarea y Haifa al norte, y el lago Tiberíades y el Golán al este.
El desarrollo cualitativo que se ha producido ha suscitado muchas preguntas urgentes e importantes en la vida cotidiana del enemigo, sus líderes de seguridad y los colonos sionistas, así como en muchos medios de comunicación diferentes, ya sean los que apoyan al enemigo o denuncian sus crímenes. ¿Netanyahu se quedará en su casa o huirá como huyeron los sionistas del norte? ¿Podrá Netanyahu regresar a su residencia con su esposa y miembros de su familia (si no fueron sacados clandestinamente de la entidad por temor a ser atacados por los combatientes de la resistencia) o buscará otro lugar donde residir?
La razón de estas preguntas es clara y no hay necesidad de explicarla mucho: son las operaciones de Hezbolá y el ataque a la residencia de Netanyahu y, por lo tanto, es la misma razón por la que este último prometió que devolvería a los colonos a los asentamientos sionistas en el norte de la entidad. Sin embargo, después de varios meses de matanzas y criminalidad y haciendo todo lo que pudo con la cobertura y el apoyo estadounidense y occidental, Netanyahu no logró devolver a ninguno de los sionistas, es más, los hechos demuestran que más de estos ocupantes están huyendo a las profundidades de la entidad debido a los nuevos ataques de la resistencia islámica, que han llegado al punto de atacar la propia casa de Netanyahu, que no ha podido presentar ningún plan real a la opinión pública israelí sobre cómo devolverlos, mientras que el exhausto ejército enemigo es incapaz de avanzar dentro del territorio libanés como resultado del enfrentamiento de los combatientes de la resistencia con él en las zonas fronterizas.
No hay duda de que las amenazas de la resistencia y sus promesas de que los sionistas no regresarán al norte antes del alto el fuego en Gaza y Líbano, que fueron emitidas anteriormente por el mártir Sayyed Hassan Nasralá (que su alma descanse en paz) y fueron repetidas recientemente por el vicesecretario general de Hezbolá, Sheij Naim Qassem, se traducen cada día en golpes más dolorosos al enemigo al apuntar a la profundidad de la entidad usurpadora, sin que el ejército israelí pueda brindar protección a los colonos sionistas ni a sí mismo ni a los líderes del enemigo, encabezados por Netanyahu, quien ahora tiene que tomar medidas de seguridad adicionales por temor a los misiles y ataques de la resistencia.
En el mismo contexto, los círculos enemigos sionistas consideraron que “la declaración que Netanyahu emitió en respuesta al intento no pudo ocultar los sentimientos de pánico que está experimentando después de convertirse en un objetivo, lo que se reflejará en su vida y en la vida del resto de los responsables sionistas cuya inmunidad de seguridad se perdió después de esta operación”. Y señalaron que “la operación fue una sorpresa para los servicios de seguridad israelíes y es un punto de inflexión importante en la guerra, y esto requiere medidas especiales y estrictas en torno a los altos funcionarios de la entidad”.
Este ataque a la sede de Netanyahu se enmarca en el plan de causar dolor que la resistencia ha comenzado a adoptar, en el que no hay punto, área o lugar exceptuados de la posibilidad de un ataque. Sheij Naim Qassem fue claro al respecto en su discurso televisado del 16 de octubre de 2024, donde confirmó que “Hezbolá tiene derecho a atacar cualquier lugar dentro de Palestina ocupada para dañar a la ocupación porque esta última ataca a todo el Líbano”.
Sheij Qassem añadió: “Elegiremos el punto que consideremos apropiado. Ya no hay puntos fuera de la ecuación, porque los israelíes abrieron esta ecuación”. En este contexto, la resistencia atacó anteriormente la base de la Brigada Golani israelí en Binyamina, y decenas de soldados enemigos murieron o resultaron heridos. Recientemente, se ha hecho evidente que el ritmo de los ataques llevados a cabo por la resistencia contra el enemigo ha aumentado, ya que ha apuntado cada vez más a la profundidad israelí desde Safed, Haifa y Netanya, hasta las afueras de Tel Aviv, mientras continúa incendiando el norte ocupado en respuesta a los ataques del enemigo israelí contra el Líbano.
Aquí es útil recordar que Sheij Qassem destacó que “la única manera de detener la agresión y recuperar la tierra es la firmeza de la resistencia y la unión de su pueblo en torno a ella. Nos enfrentamos a un monstruo furioso que no puede soportar que la resistencia le impida alcanzar sus objetivos. Pero seremos nosotros quienes sostendremos sus riendas y lo devolveremos al redil.”
Source: Al Manar