La primera visita del enviado estadounidense al Líbano, Amos Hochstein, a Beirut desde el comienzo de la agresión sionista a gran escala contra el Líbano, se produjo después de casi tres semanas de que el enemigo israelí expandiera sus bombardeos a varias regiones del sur y la Beqaa, llegando al Suburbio del Sur y a la capital, Beirut.
Antes de la visita, se plantearon preguntas sobre el verdadero propósito de la visita, y si realmente trae soluciones o es solo una visita para tantear el terreno y explorar la realidad política. ¿Se produjo la visita para decir que hay demandas israelíes que Hochstein quería imponer al Líbano y obligarlo a rendirse a las condiciones del enemigo? ¿El estadounidense actuó por iniciativa propia sin coordinación con el enemigo, o el enemigo comenzó a solicitar tales movimientos en función de los intentos de imponer sus condiciones, o comenzó a darse cuenta de la dificultad de la batalla con la resistencia después de las pérdidas que sufrió en la batalla terrestre a lo largo de la frontera entre el Líbano y la Palestina ocupada?
Existe la opinión de que el enemigo está intentando hoy empezar a descender del árbol, creyendo que puede cosechar los frutos de algunos de los ataques tácticos que ha realizado en el período pasado, mientras que en realidad no ha logrado nada porque los combatientes de la resistencia se mantienen firmes en los frentes y las respuestas de la resistencia aumentan en intensidad, llegando a lo más profundo de la entidad, mientras que su capacidad de gestión y control sigue estando intacta.
Temiendo una disminución de las posibilidades del enemigo de perder estos “logros”, la administración estadounidense se vio impulsada a despachar a su enviado para abrir un canal de negociación, adoptando su política habitual de elevar el techo hasta el límite máximo para obtener todas las ganancias que pueda o amenazando con la continuación de la agresión.
En paralelo a la visita, la agresión israelí se llevó a cabo en varias zonas, concretamente en el Suburbio del Sur y las afueras de Beirut, con un fuerte mensaje amenazador que acompañó a la visita para mostrar las capacidades del enemigo en materia de destrucción. Asimismo, difundió el mensaje de que atacaría los centros de la Asociación Fundación Al-Qard Al-Hassan y de hecho lo hizo en varias zonas y el bombardeo se centró en los centros de la asociación en el Suburbio, que son edificios residenciales o de oficinas que hoy están vacíos. El objetivo es crear un estado de presión psicológica sobre la población y enviar un mensaje a los políticos que recibirían al enviado estadounidense. En el mismo contexto, la violencia continuó la noche siguiente en las afueras de Beirut con fuertes y sucesivas incursiones en Al-Auzai, además de atacar varias zonas del Suburbio, llegando hasta el área circundante al Hospital Gubernamental de Beirut – Hospital Mártir Rafiq Hariri.
Pero la pregunta es, ¿puede todo esto llevar al Líbano a aceptar las condiciones del enemigo al Líbano? Lo que Hochstein propuso como condiciones para modificar la Resolución 1701 gira en torno a muchos puntos, entre ellos:
– Aumentar el número de fuerzas internacionales y ampliar sus misiones para que puedan operar sin restricciones para atacar cualquier punto o sitio sospechoso de tener armas.
– Desplazar la resistencia varios kilómetros al norte del río Litani (algunos medios de comunicación han informado de que el enemigo quiere desplazar la resistencia hasta las orillas del río Awali en la ciudad de Sidón, es decir, fuera de la región sur).
– Conceder la supervisión de la aplicación de la resolución internacional enmendada a las fuerzas británicas, estadounidenses o alemanas.
– Dar al enemigo libertad para operar en el espacio aéreo libanés para supervisar también la aplicación de la resolución.
Y otras condiciones que harían que la realidad estuviera controlada por el enemigo israelí y quienes lo apoyan, y donde no habría oportunidad para el Líbano, su ejército, su pueblo y su resistencia para proteger la soberanía nacional, y así lo describieron algunos medios de comunicación y fuentes políticas.
En el mismo contexto, el enviado estadounidense escuchó de boca del presidente del Parlamento, Nabih Berri, su confirmación de la posición del Líbano de compromiso con la Resolución 1701 únicamente y sin ninguna enmienda. El presidente Berri anticipó la llegada de Hochstein a Beirut subrayando que ésta era la última oportunidad para que la administración estadounidense pusiera fin a la guerra y señaló que aquello en lo que todos los libaneses están de acuerdo es en la Resolución 1701 sin cambios y que eso es lo que el enemigo israelí debe verse obligado a respetar. Era sabido que el enviado estadounidense elevaría el techo de las condiciones del enemigo durante esta visita y no podría imponer nada al Líbano, ya que el enemigo no podrá lograr a través de la política lo que no ha logrado sobre el terreno. Entonces, ¿qué viene después de la visita de Hochstein? ¿Se logró algo nuevo con esta visita?
Está claro que el hombre vino a tantear el pulso del Líbano y a medir las posibilidades de obtener algunas concesiones, para luego trabajar en pos de establecer el principio de la negociación bajo fuego y lograr después ganancias para el enemigo, lo que no ocurrió. Ni el Líbano, ni su resistencia, ni su dirección política negociadora, encabezada por el presidente de la Cámara de Representantes, Nabih Berri, harán concesiones al enemigo, ni la administración estadounidense y detrás de ella “Israel” y su exhausto ejército en la frontera y todos los que lo apoyan podrán imponer nada al Líbano. Hay que subrayar que la situación del enemigo israelí no le permite imponer condiciones al Líbano y a la resistencia, porque nadie que haya seguido los antecedentes ni los entresijos de la visita de Hochstein cree que el enemigo sea capaz de imponer lo que quiere, ya que los hechos sobre el terreno dicen lo contrario.
Lo que ha estado sucediendo en las fronteras con Palestina ocupada durante las últimas tres semanas, caracterizadas por los reveses del ejército de ocupación israelí, sus fracasos en avanzar dentro del territorio libanés y su incapacidad de controlar cualquier ciudad fronteriza, es la mejor evidencia de que todas las presiones estadounidenses e israelíes son superficiales y formales y no servirán de nada frente al Líbano, su resistencia y su pueblo. En base a todo esto, la última palabra y decisión final sigue siendo lo que sucede en el campo de batalla, y a partir de él se decidirán los resultados de cualquier ronda de negociación política o diplomática.
El campo, las noches y los días de los que habló el Maestro de la Resistencia, el mártir supremo Sayyed Hassan Nasralá (que su alma descanse en paz), son los que decidirán el resultado y el destino de este enemigo y su agresión. El campo es el estándar que determinará el destino de esta guerra y, detrás de ella, el destino de toda la región.
Source: Al Manar