La segunda reunión del Grupo de La Haya, la Cumbre de Emergencia del Grupo de La Haya, se celebró en Bogotá, Colombia, esta semana. De la reunión original, con menos de 10 países, la cumbre de dos días celebrada en julio contó con la asistencia de más de 30. Entre los países que enviaron representantes se encontraban China, Pakistán, México, Irlanda, Omán e Indonesia, entre otros.
La cumbre fue convocada y liderada por los gobiernos de Sudáfrica y Colombia para tomar medidas concretas y sustanciales para detener el genocidio israelí en curso en Gaza.
El resultado de la cumbre no tuvo precedentes en cuanto a la acción política contra la entidad ilegítima que asesina a niños.
Doce países —Bolivia, Colombia, Cuba, Indonesia, Iraq, Libia, Malasia, Namibia, Nicaragua, Omán, San Vicente y las Granadinas y Sudáfrica— se han comprometido a implementar seis medidas de inmediato.
Las seis medidas, según la declaración conjunta del Grupo de La Haya, son las siguientes:
– Impedir el suministro o la transferencia de armas, municiones, combustible militar, equipo militar relacionado y artículos de doble uso a “Israel”.
– Impedir el tránsito, el atraque y la prestación de servicios a buques en cualquier puerto… en todos los casos en que exista un riesgo claro de que el buque se utilice para transportar armas, municiones, combustible militar, equipo militar relacionado y artículos de doble uso a “Israel”.
– Impedir el transporte de armas, municiones, combustible militar, equipo militar relacionado y artículos de doble uso a “Israel” en buques que enarbolen nuestra bandera… y garantizar la plena rendición de cuentas, incluyendo la retirada del pabellón, por el incumplimiento de esta prohibición.
– Iniciar una revisión urgente de todos los contratos públicos para evitar que las instituciones y los fondos públicos apoyen la ocupación ilegal del Territorio Palestino por parte de “Israel” y consoliden su presencia ilegal.
– Cumplir con las obligaciones de garantizar la rendición de cuentas por los crímenes más graves de derecho internacional, mediante investigaciones y enjuiciamientos sólidos, imparciales e independientes a nivel nacional e internacional, a fin de garantizar la justicia para todas las víctimas y la prevención de futuros crímenes.
– Apoyar los mandatos de jurisdicción universal, según corresponda en los marcos jurídicos y los sistemas judiciales nacionales, para garantizar la justicia para las víctimas de crímenes internacionales cometidos en el Territorio Palestino Ocupado.
La importancia de estas medidas, asumidas por una coalición global de países de diferentes continentes, representa una firme defensa del derecho internacional.
Por supuesto, estas medidas son materiales, destinadas a castigar y aislar económica, política y militarmente a la ocupación sionista.
Durante demasiado tiempo, las condenas fueron las únicas medidas adoptadas en el frente político. Sin embargo, las condenas políticas no significan mucho a largo plazo para la ocupación sionista, que pretende llevar a cabo un genocidio.
La intervención material del Grupo de La Haya abre ahora un nuevo frente con una amplia gama de medidas que pueden tomarse contra la entidad, dejando de limitar el escenario global a ser utilizado únicamente para las condenas.
Incluso antes del anuncio de las medidas, EEUU se mostró perturbado por la propia reunión.
El medio de comunicación sionista Jewish News Syndicate informó que Washington “se opone firmemente a los esfuerzos de los llamados “bloques multilaterales” por utilizar el derecho internacional como arma para promover agendas radicales antioccidentales” y que el grupo “busca socavar la soberanía de las naciones democráticas aislando e intentando deslegitimar a “Israel”, sentando así las bases para atacar a EEUU, a nuestro ejército y a nuestros aliados”.
El gobierno estadounidense es plenamente consciente de su complicidad en el genocidio israelí en Gaza. La implementación de estas medidas seguramente implicará algún tipo de acción específica por parte de EEUU.
Todo esto es sabido y comprendido por los grupos que se han adherido, lo que demuestra otro cambio en las normas globales: la capacidad de oponerse a la hegemonía estadounidense de forma coordinada a nivel global. Francesca Albanese, recientemente sancionada por EEUU, intervino en la cumbre y afirmó que el derecho internacional no es opcional ni algo que pueda aplicarse en algunos casos pero no en otros.
“El derecho internacional se ha tratado como opcional: se ha aplicado selectivamente a quienes se perciben como débiles, se ha ignorado a quienes se hacen pasar por poderosos… esa era debe terminar”.
Es importante destacar las bases que sienta esta medida. Es innegable que, durante décadas, las potencias occidentales han utilizado y abusado del derecho internacional, tal como se observa en su marco actual, para promover sus propios objetivos y ambiciones hegemónicas.
La convocatoria del Grupo de La Haya, y la insistencia en estas medidas, abre la puerta a la restauración del derecho en manos de la mayoría popular global. Estas medidas y su implementación no se llevan a cabo de forma aislada; el telón de fondo de estas medidas es una potencia hegemónica cada vez más inestable y en declive: EEUU. A pesar del fracaso del derecho internacional y sus abusos, este es un nuevo y audaz paso hacia la recuperación del derecho de las garras del llamado “orden basado en normas” estadounidense.
Además, las medidas abren la puerta a la adhesión de más países. Aunque solo doce de los más de treinta se adhirieron de inmediato, no significa que la puerta esté cerrada.
Los países cuyos intereses se alinean con la exigencia de responsabilidades a la ocupación sionista —y, de hecho, con el restablecimiento de las normas internacionales— pueden revisar estas medidas internamente y prepararse para unirse posteriormente.
La Cumbre de Emergencia de Bogotá ha representado un cambio notable en la aplicación del derecho internacional. Si bien la batalla política está lejos de terminar, el Grupo de La Haya ha exigido con eficacia la recuperación del Estado de derecho de manos de sus abusadores. Al unir a doce naciones en un esfuerzo coordinado para implementar seis medidas concretas (con el apoyo de más de 30 naciones a la propia cumbre), que abarcan desde embargos de armas hasta el apoyo a la jurisdicción universal, el Grupo de La Haya ha trascendido las limitaciones de las condenas simbólicas, planteando un desafío material a las violaciones de la ocupación sionista.
Si bien los desafíos de EEUU y sus socios imperialistas menores son inevitables, los resultados de la cumbre demuestran un cambio histórico hacia la resistencia política colectiva en una era de declive de la hegemonía estadounidense.
Source: Press TV