Después de la invasión norteamericana de Iraq hubo una pregunta: ¿Cuál es el papel jugado por los sionistas en esta invasión?
En aquel período, comenzó en las orillas del Río Éufrates un proceso llamado “La Bestia del Lago”, donde parcelas de terreno situadas entre las áreas de Tal Afar y Mosul fueron adquiridas por hombres de negocios judíos israelíes y, de este modo, la entidad sionista adquirió una presencia en esta histórica ruta que une Mosul con la frontera siria. Tal Afar se encuentra a 80 km de la frontera con Turquía y a 100 kms de la frontera con Siria.
Tras la invasión de Iraq, el Ejército de EEUU ejerció una enorme presión sobre las familias iraquíes para que vendieran sus tierras bajo el pretexto de construir grandes fábricas y establecer proyectos de agricultura. Más tarde, estos residentes averiguaron que sus tierras habían sido entregadas a judíos israelíes. Los iraquíes pronto advirtieron de la llegada de judíos israelíes, inicialmente 150 familias, a Iraq, incluyendo algunos de origen iraquí. Más tarde, los iraquíes descubrieron que existía un plan para enviar a 150.000 judíos israelíes a esta vasta área. Algunos de ellos eran judíos de origen kurdo que iban a ser transferidos a las provincias de Nínive y Mosul, en el norte de Iraq. Varias visitas fueron realizadas por este colectivo a a las tumbas de los profetas Jonás, Daniel, Ezequiel y otros. Todo ello recordaba al proyecto de colonización de Palestina por los sionistas.
Más de diez años después, se abrió un paso fronterizo en Faish Jabur, entre Iraq y Turquía, estableciendo así la ruta más corta que une el territorio turco y Bagdad. Esta ruta estaba, sin embargo, a merced del enemigo israelí debido a estas compras de terrenos por judíos israelíes. Más tarde, fue declarado por algunos “líderes kurdos”, que esta franja de terreno, que llegaba hasta Tal Afar, era el límite del “Estado del Kurdistán”.
Este proyecto se ajustaba al eslogan sionista de “las fronteras de Israel van desde el Nilo al Éufrates”. El propósito de los israelíes era adquirir toda la tierra posible entre el Éufrates y el Tigris, que pasa por el norte de Mosul y ampliar con ella el futuro “estado kurdo”. Esto haría que el resto de Iraq sufriera una aguda escasez de recursos hidráulicos. Un plan similar fue puesto en marcha por Israel contra Egipto al animar a Etiopía a construir una gran presa para bajar el caudal del Nilo. A esto hay que sumar el petróleo que Israel iba a recibir desde el Kurdistán.
La aparición del Daesh sirvió para ayudar a los milicianos kurdos de Massud Barzani a tomar varias zonas de la provincia de Kirkuk. Más tarde, en septiembre de 2017, convocó un referéndum de independencia apoyado por Israel.
Sin embargo, los éxitos de las Fuerzas Armadas iraquíes, y en especial de las Fuerzas de Movilización Popular (Hashid al Shaabi), con la ayuda de Irán, frustraron el plan israelí. Tras la reconquista de Mosul, y posteriormente de Kirkuk, por los iraquíes, el sueño de Barzani, y de los israelíes, quedó roto. El petróleo de Kirkuk dejó de fluir hacia Israel.
El Estado iraquí no permitirá ahora la permanencia de los enemigos sionistas en el territorio de Iraq ni tampoco la milicia del Hashid al Shaabi. En este sentido, el proyecto israelí para expandirse hacia el territorio de Iraq ha quedado abortado.
Source: Al Manar